El periodismo de estimulación es una consecuencia de nosotros mismos. Lo explicó muy bien el periodista Enric González en una entrevista que le hicieron en el portal Jotdown en el que afirmaba lo siguiente:
“¿Qué vende? El populismo, el excitar las pasiones más bajas de la gente. ¿Qué programas de TV se ven más? Los que azuzan lo peor que hay en nosotros. La gente dice “yo no veo nunca Salsa Rosa”. Joder, pues las audiencias son tremendas. Con la prensa deportiva pasa lo mismo. Que las historias que publican sean ciertas o no da igual, a nadie le importa. Lo que busca el director o el autor del periódico es masturbar a su lector, es un ejercicio masturbatorio. No ofrece información. Hay excepciones: siempre habrá que seguir leyendo a Segurola y a otros. Pero el tono general es de puro forofismo”
Aunque en dicho caso se hablaba de periodismo deportivo, la opinión de Enric González se podría aplicar prácticamente a cualquier etiqueta que le pongamos a este oficio llamado periodismo.
El periodismo de estimulación es culpa mía (y tuya)
El negocio ha cambiado. Vender es esencial, pero ahora se vende diferente porque el mundo ha cambiado y tiene mucho que ver ya no con Internet, sino con lo que ha supuesto Internet.
Internet no provoca que tenga que haber peor periodismo, todo lo contrario, nos encontramos en la época en la que posiblemente podamos hacer un mejor ejercicio del oficio del periodista. Podemos estar en cualquier sitio y en cualquier momento. Se han reducido los costes del trabajo periodístico, se ha simplicado la producción, pero no se ha sabido mantener el enamoramiento con el público.
Esto lo explicaba bien otro periodista de altura, Ramon Besa, quien dijo en una conferencia el pasado otoño en Barcelona por qué ahora preferimos esa estimulación a la información:
“Las nuevas tecnologías han sustituido la memoria. Cosas que antes aprendías en la escuela ya no se aprenden porque existe Google. Antes tenías que retener ciertos conocimientos porque si no tenías que ir a la biblioteca o volver a verlo. Ahora la memoria es selectiva y la memoria recuerda otras cosas. Lo que hacemos es estimular, más que informar. ¿Qué ocurre con ello? Que si ganan los que nosotros queremos entonces los diarios se recrean en ello, pero si pierde lo intentamos disimular”
En el cambio hemos perdido periodismo a favor del marketing y la propaganda, hemos potenciado la polaridad de la sociedad y de paso ventas. ¿Quién compra periódicos? ¿Quién va a comprar algo que es un producto, en muchos casos, ya caducado cuando te llega a las manos? Lo compra al que lo estimulan, al que lo hacía por rutina o el tiene tiempo libre en una sociedad sin tiempo para pararse a leer como momento de calidad de vida.
¿Se puede dar la vuelta a esto? Posiblemente no, pero en AprendePeriodismo.com empezamos hoy una aventura en la que queremos estimular a los periodistas a hacer un buen periodismo. No conocemos otro camino para que la información pueda luchar contra la estimulación.
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